Miguel Ángel Sánchez tiene como objetivo profesional mejorar la eficiencia en el trabajo de aquellos con los que colabora.
Como formador imparte cursos orientados a futuros administrativos o directivos para que sepan desarrollar su carrera como un servicio al resto de la organización, aportando información adecuada y oportunamente.
Como asesor a empresas, aporto los conocimientos y herramientas que necesitan los administrativos y ayudo a los socios-directivos a analizar la información que genera el departamento de administración-contabilidad con la que adquieren un mejor conocimiento de su empresa y pueden tomar mejores decisiones.

viernes, 25 de marzo de 2011

Subvenciones

Hace unos días un empresario mexicano me pedía que le explicara como funcionan las subvenciones aquí en Europa, pues en su país no tienen. Mi respuesta se centró en los criterios contables y fiscales que seguimos para reflejar en nuestros informes financieros la ayuda pública recibida. Es decir, no entré en la esencia de cuestión; no le informé de la realidad que yo veo:

Durante gran parte del siglo XX al otro lado del "telón de acero" los países tenían una economía planificada centralizada. La URSS y demás países comunistas tenían un gobierno central que decidía todo: qué se produce, cómo se produce, donde y cuando, cómo se distribuye, etc.  No estaba permitida la iniciativa privada y toda actividad económica se incluía dentro del ámbito de la administración pública.
Esto hacía que los políticos tuvieran gran poder: les gustaba controlarlo todo.

En aquellos años, a este lado del Muro, empezaba a crearse la Unión Europea (Mercado Común). A nuestros políticos les gusta controlarlo todo y tener gran poder tanto o más que a los del bloque comunista. El único problema que tenían es que aquí eso estaba mal visto. Aquí la iniciativa privada es sagrada.

Pero un buen político siempre encuentra la forma de hacer lo contrario de lo que dice. Siempre encuentra la forma de engañar y hacer ver como bueno lo que todos dicen que es malo.

Y por eso existen tantas subvenciones a empresas en el ámbito de europeo.

En la URSS alguien del partido decidía hacer una fabrica de zapatos en una determinada ciudad, o destinar una comarca entera al cultivo de maíz. Todo se pagaba con el dinero del Estado, pues los particulares no tienen propiedades ni capacidad legal para decidir.
En la UE alguien en Bruselas decide que es bueno que todos los ciudadanos paguemos más impuestos para tener fondos suficientes con los que subvencionar el sector del zapato en determinada región, o aumentar los presupuestos de la PAC para que los agricultores vean rentable el cultivo de maíz.

En ambas formas el resultado es el mismo: el político, con el dinero de todos, planifica la economía y se convierte en la mano visible que cree poder obtener mejores resultados que "la mano invisible" del libre mercado.

Todos sabemos como acabó el modelo comunista y ahora estamos viendo como acaba el modelo de la unión europea. En ambos casos parte de los fondos destinados a las empresas quedan en manos de empresarios y políticos corruptos. En ambos casos el sistema crea grandes ineficiencias económicas.

En la URSS muchas personas eran destinadas a realizar trabajos que no sabían hacer o bien no les motivaban, o se destinaban tierras a cultivos que no eran los apropiados. En nuestro sistema todos los días se crean empresas por promotores que no dominan el sector por el simple hecho de que son actividades subvencionables. Se mantienen constantemente actividades de forma artificial a costa de subenciones.
Cuantos cursos de formación al amparo subvenciones, cuantas fabricas de zumo, almazaras, películas de la guerra civil, etc. hemos pagado entre todos con nuestros impuestos. Al final los alumnos no estén bien formados, pero los sindicatos que organizan el curso se han  enriquecidos. Las fabricas no estén bien dimensionadas pues saben que a mayor presupuesto mayor subvención y más posibilidades de desviar alguna partida a fines privados. Las películas no tienen público, pues no se producen pensando en gustar al espectador, sino al subvencionador.

Lo peor de nuestro sistema es que necesita una crisis como la actual que reduce las subvenciones por falta de ingresos en las arcas públicas. Ojalá fuera por que se dan cuenta de que todo funcionaría mejor se dejaran más libertad a la iniciativa privada.