Han pasado varios meses desde la última entrada en este
blog. No escribo desde febrero. Entonces muchos españoles, o al menos muchos
políticos españoles, estaban interesados por lo que un tal Bárcenas pudiera
decir a cerca del dinero que manejaba. La semana pasada, ya empezado el mes de
agosto, el presidente del gobierno Mariano Rajoy iba al congreso para decir
básicamente lo mismo que ya dijo en febrero.
Cada vez entiendo menos este país. Todos queremos conocer la
forma de acumular cerca de cincuenta millones de euros. Esto tiene difícil explicación
dentro de la ley, pero estoy seguro que nadie se hace rico repartiendo grandes
cantidades de dinero a los compañeros de trabajo. Tampoco entiendo que se
intente invertir la carga de la prueba con respecto a Rajoy. Nadie tiene que
demostrar que es inocente, en muchas ocasiones es imposible. Siempre es el que
acusa el que tiene que demostrar la culpabilidad del acusado.
Este tema me aburre, y mucho. Así que escribiré un poco sobre lo que he hecho estos meses
y qué me ha tenido tan ocupado. Por un lado he terminado mi formación básica de
inglés: por fin tengo el famoso nivel B2 por la Escuela Oficial de Idiomas. Mi
más sincero agradecimiento a las profesoras de la EOI en Palma del Río. También
a Vaughan y su curso “definitivo”.
Por otro lado, he centrado mis esfuerzos en el Máster de
Métodos de Investigación. Somos estudiosos de las ciencias sociales, lo que
implica intentar comprender el comportamiento de cada individuo dentro de la
sociedad como trabajadores, consumidores o directivos. Mis estudios se centran en
la dirección de las limitaciones (Theory of Constraints, TOC) y sus
implicaciones en la gestión global de organizaciones.
Volver a la Universidad con cuarenta años y una familia que
mantener no es tarea fácil. Pero realmente estoy disfrutando: ¡cuántas cosas se
pueden hacer con muchos datos y una buena batería de aplicaciones estadísticas!
Las encuestas de opinión son importantes y con Smart PLS podemos llegar a
interesantes conclusiones (o con SPSS, WEKA, NNEP). He subido un nivel más en
el uso de Excel: muy bueno eso de trabajar con probabilidades y números
aleatorios. He leído libros y artículos académicos (algún compañero piensa que
la biblioteca de ETEA la están reformando para que quepa todo lo que yo estoy leyendo).
He empezado a entender cómo funciona una nueva Universidad y no tengo ninguna
duda de que en diez años la Universidad Loyola Andalucía será una de las más
prestigiosas de España y aspirará a entrar en el ranking de las mejores del
mundo.
Pero lo más interesante no está en los contenidos, sino en las
conversaciones “off the record” con profesores y compañeros. Interesantes
debates (¿epistemológicos?): ¿realmente son necesarios tantos estudios estadísticos
para las ciencias sociales? ¿Pueden los números, las series temporales por
ejemplo, predecir la evolución del comportamiento de la sociedad? ¿Es aplicable
una lógica no matemática? ¿Cuantitativo o cualitativo?
En una de estas interesantes conversaciones al salir de
clase, hablábamos de que las técnicas estadísticas surgieron en las industrias
para determinar la fiabilidad de las máquinas que fabrican tornillos. La
conclusión fue que nosotros, las personas, “no somos tornillos”.
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